La limpieza es una actividad indispensable de todos los hogares. Hay que hacerlo a diario para no tener un trabajo acumulado que, en el peor de los casos, puede atraer virus, bacterias e insectos que provocan enfermedades y son difíciles de eliminar.
Lo que no todas las personas tienen en cuenta es que hay una serie de malos hábitos que realizamos al limpiar y que, paradógicamente, pueden empeorar la situación. Por lo general, no somos conscientes de que estamos generando más suciedad.
En algunos casos, puede ser la mezcla de productos de limpieza; en otros, no dejarlos actuar el tiempo necesario sobre las superficies. Hay casos que se complican debido al desorden en el método de trabajo.
¿Cuáles son los peores hábitos de limpieza?
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1. La limpieza sin un orden establecido
Esto no funcionó nunca, tampoco lo hace ahora ni lo hará en el futuro. Marie Kondo ya lo explicó más de mil veces. Nunca hay que empezar la limpieza sin un sentido claro. Lo ideal es empezar ordenando los objetos que no están en su sitio y luego limpiar.
La experta sugiere tener una checklist, establecer un plan y seguir ese orden. Otra alternativa es tratar la suciedad en forma de "S". O sea, empezando por las zonas más altas e ir bajando sin ensuciar lo que ya limpiaste.
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2. Usar lejía en superficies de piedra
Tambien conocida como "lavandina", la lejía es uno de los principales productos de limpieza. Sin embargo, nunca debes utilizarla en piedra. Esto puede dañar su porosidad. Lo mismo sucede con la madera, el mármol y todo tipo de tejidos delicados.
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3. Mezclar productos de limpieza
A pesar de que parezca razonable, mezclar productos de limpieza puede ser un problema para tu salud y la de tu hogar. Nunca pongas lejía con amoníaco o vinagre.
Estos pueden provocar gases nocivos que provocan quemaduras, picor de ojos y, en el peor de los casos, dificultad para respirar. Además, obviamente, en lugar de tratar la suciedad de las superficies, termina dañando todo sitio donde se aplica.
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